viernes, 27 de septiembre de 2013

Cine y Literatura: El abuelo

Hace poco me di cuenta de que, siendo una futura filóloga hispánica, no había hecho ninguna entrada sobre libros de autores importantes dentro de la literatura española. Es por esto que decidí hace una entrada sobre una entrañable novela de Benito Pérez Galdós (uno de los escritores más importantes del Realismo español): El abuelo (1904).



Estoy segura que a muchos os suena El abuelo por la brillante película homónima de José Luis Garci (1998), en la que Fernando Fernán Gómez hace el papel del protagonista, Don Rodrigo de Arista Potestad, Conde de Albrit, y Cayetana Guillén Cuervo, el de la protagonista, Doña Lucrecia Richmond, Condesa de Laín.

Me he permitido poner aquí una parte del Prólogo de la novela en la que el autor explica porqué está escrita en forma dialogada: "A los lectores que con tanta indulgencia como constancia me favorecen, debo manifestarles que en la composición de El abuelo he querido halagar mi gusto y el de ellos, dando el mayor desarrollo posible, por esta vez, al procedimiento dialogal, y contrayendo a proporciones mínimas las formas descriptiva y narrativa. Creerán, sin duda, como yo, que en esto de las formas artísticas o literarias todo el monte es orégano, y que sólo debemos poner mal ceño a lo que resultare necio, inútil y fastidioso. Claro es que si los pecados de tontería o vulgaridad fuese yo, en esta o en otra ocasión, culpable, sufriría resignado el desdén de los que me leen; pero al maldecir mi inhabilidad, no creería que el camino es malo, sino que yo no sé andar por él. El sistema dialogal, adoptado ya en Realidad, nos da la forja expedita y concreta de los caracteres. Estos se hacen, se componen, imitan más fácilmente, digámoslo así, a los seres vivos, cuando manifiestan su contextura moral con su propia palabra, y con ella, como en la vida, nos dan el relieve más o menos hondo y firme de sus acciones".

La trama inicia con el regreso del Conde de Albrit a la casa familiar de La Pardina, en Jerusa, un pueblo del norte de España, después de probar suerte en las Américas. Viene arruinado y con un misterio que resolver: quién de sus dos nietas (Leonor, Nell, y Dorotea, Dolly) es la verdadera. Su nuera, Lucrecia, se niega a decírselo para que ame a las dos por igual, sin diferencias.

Tal es la obstinación del Conde por salvaguardar el honor de la familia que revoluciona tanto La Pardina como Jerusa. Los vecinos de la localidad (el médico, el cura, el Alcalde y su mujer) y sus criados (Gregoria y Venancio) consideran que las Américas y su sentido del honor lo han vuelto loco y quieren quitárselo de encima. Intentan internarlo en el Monasterio de Zaratay, sin éxito ya que vuelve a su casa el mismo día. Es magistral el discurso que realiza Fernán Gómez al volver a Jerusa, preguntando porqué lo tratan así habiendo ayudado a todos ellos cuando tuvieron problemas.

A todo esto, D. Pío Coronado, instructor de las niñas, hace buenas migas con D. Rodrigo, le confía su deseo de morir a raíz de su desgraciada vida. Tampoco podemos olvidarnos de Senén Corchado, antiguo criado de los Condes de Laín, chantajista con la Condesa con amenazas de descubrir al Conde su pasado a cambio de dinero y una buena posición en la capital.

Finalmente, el amor que le profesan sus nietas y la amistad de Coronado hacen que el Conde recapacite y se olvide de su sentido del deber y del honor para salvaguardar a su familia. Se da cuenta de que el amor es más importante que el honor. Aprende a querer a sus dos nietas por igual, sin hacer distinciones.

Os recomiendo leer tanto la novela como ver la película de El abuelo. Es una obra maestra española que se puede disfrutar leyendo. A pesar de que había leído otras obras de Galdós y no me acababan de gustar, esta novela sí que me gustó: es fácil de leer y amena. Se puede ver el desarrollo y la evolución de los principales personajes: el Conde, su nuera y sus nietas.

Sinceramente, espero que la disfrutéis tanto como yo.

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